«Padre [ . ], ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero y a tu enviado Jesucristo» (in 17,3). Dios, nuestro Salvador, «quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad» (1 Tm 2,3-4). «No hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres por el que nosotros debamos salvarnos» (Hch 4,12), sino el nombre de Jesús.
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