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Portada » Capitulo 1

Capitulo 1

1 de febrero de 2014 by tobiaswolf

Capítulo 1

 

1 Al principio existía la Palabra, 

y la Palabra estaba junto a Dios, 

y la Palabra era Dios.

 

2 Al principio estaba junto a Dios.

 

3 Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra 

y sin ella no se hizo nada de todo lo que existe.

 

4 En ella estaba la vida, 

y la vida era la luz de los hombres.

 

5 La luz brilla en las tinieblas, 

y las tinieblas no la percibieron.

 

6 Apareció un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan.

 

7 Vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él.

 

8 El no era luz, sino el testigo de la luz.

 

9 La Palabra era la luz verdadera 

que, al venir a este mundo, 

ilumina a todo hombre.

 

10 Ella estaba en el mundo, 

y el mundo fue hecho por medio de ella, 

y el mundo no la conoció.

 

11 Vino a los suyos, 

y los suyos no la recibieron.

 

12 Pero a todos los que la recibieron, 

a los que creen en su Nombre, 

les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios.

 

13 Ellos no nacieron de la sangre, 

ni por obra de la carne, 

ni de la voluntad del hombre, 

sino que fueron engendrados por Dios.

 

14 Y la Palabra se hizo carne 

y habitó entre nosotros. 

Y nosotros hemos visto su gloria, 

la gloria que recibe del Padre como Hijo único, 

lleno de gracia y de verdad.

 

15 Juan da testimonio de él, al declarar: «Este es aquel del que yo dije: El que viene después de mí me ha precedido, porque existía antes que yo».

 

16 De su plenitud, todos nosotros hemos participado 

y hemos recibido gracia sobre gracia:

 

17 porque la Ley fue dada por medio de Moisés, 

pero la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo.

 

18 Nadie ha visto jamás a Dios; 

el que lo ha revelado es el Hijo único, 

que está en el seno del Padre.

 

19 Este es el testimonio que dio Juan, cuando los judíos enviaron sacerdotes y levitas desde Jerusalén, para preguntarle: «¿Quién eres tú?».

 

20 El confesó y no lo ocultó, sino que dijo claramente: «Yo no soy el Mesías».

 

21 «¿Quién eres, entonces?», le preguntaron: «¿Eres Elías?». Juan dijo: «No». «¿Eres el Profeta?». «Tampoco», respondió.

 

22 Ellos insistieron: «¿Quién eres, para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?»

 

23 Y él les dijo: «Yo soy una voz que grita en el desierto: Allanen el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías».

 

24 Algunos de los enviados eran fariseos,

 

25 y volvieron a preguntarle: «¿Por qué bautizas, entonces, si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?».

 

26 Juan respondió: «Yo bautizo con agua, pero en medio de ustedes hay alguien al que ustedes no conocen:

 

27 él viene después de mí, y yo no soy digno de desatar la correa de su sandalia».

 

28 Todo esto sucedió en Betania, al otro lado del Jordán donde Juan bautizaba.

 

29 Al día siguiente, Juan vio acercarse a Jesús y dijo: «Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.

 

30 A él me refería, cuando dije: Después de mí viene un hombre que me precede, porque existía antes que yo.

 

31 Yo no lo conocía, pero he venido a bautizar con agua para que él fuera manifestado a Israel».

 

32 Y Juan dio este testimonio: «He visto al Espíritu descender del cielo en forma de paloma y permanecer sobre él.

 

33 Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: «Aquel sobre el que veas descender el Espíritu y permanecer sobre él, ese es el que bautiza en el Espíritu Santo».

 

34 Yo lo he visto y doy testimonio de que él es el Hijo de Dios».

 

35 Al día siguiente, estaba Juan otra vez allí con dos de sus discípulos

 

36 y, mirando a Jesús que pasaba, dijo: «Este es el Cordero de Dios».

 

37 Los dos discípulos, al oírlo hablar así, siguieron a Jesús.

 

38 El se dio vuelta y, viendo que lo seguían, les preguntó: «¿Qué quieren?». Ellos le respondieron: «Rabbí –que traducido significa Maestro– ¿dónde vives?».

 

39 «Vengan y lo verán», les dijo. Fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él ese día. Era alrededor de las cuatro de la tarde.

 

40 Uno de los dos que oyeron las palabras de Juan y siguieron a Jesús era Andrés, el hermano de Simón Pedro.

 

41 Al primero que encontró fue a su propio hermano Simón, y le dijo «Hemos encontrado al Mesías», que traducido significa Cristo.

 

42 Entonces lo llevó a donde estaba Jesús. Jesús lo miró y le dijo: «Tú eres Simón, el hijo de Juan: tú te llamarás Cefas», que traducido significa Pedro.

 

43 Al día siguiente, Jesús resolvió partir hacia Galilea. Encontró a Felipe y le dijo: «Sígueme».

 

44 Felipe era de Betsaida, la ciudad de Andrés y de Pedro.

 

45 Felipe encontró a Natanael y le dijo: «Hemos hallado a aquel de quien se habla en la Ley de Moisés y en los Profetas. Es Jesús, el hijo de José de Nazaret».

 

46 Natanael le preguntó: «¿Acaso puede salir algo bueno de Nazaret?». «Ven y verás», le dijo Felipe.

 

47 Al ver llegar a Natanael, Jesús dijo: «Este es un verdadero israelita, un hombre sin doblez».

 

48 «¿De dónde me conoces?», le preguntó Natanael. Jesús le respondió: «Yo te vi antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera».

 

49 Natanael le respondió: «Maestro, tú eres el hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel».

 

50 Jesús continuó: «Porque te dije: «Te vi debajo de la higuera», crees. Verás cosas más grandes todavía».

 

51 Y agregó: «Les aseguro que verán el cielo abierto, y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre».

Publicado en: El Evangelio según San Juan

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