• Saltar a la navegación principal
  • Saltar al contenido principal
Sercatolico

Sercatolico

MENUMENU
  • Actualidad
  • Devocionario
    • Sagrada Eucaristía
    • Devoción a la Santísima Trinidad
    • Devoción a Dios Padre
    • Devoción a Nuestro Señor Jesucristo
    • Devoción al Espíritu Santo
    • Devoción a la Virgen María
    • Devoción a San José
    • Devociones varias
    • Devociones para estos tiempos de tribulación
  • Nuestra Fe
    • Biblia
      • Vaticana
    • Vida de Jesús
    • Catecismo católico 1997
    • Código de derecho canónico
    • Lecturas varias
Portada » Capitulo 5

Capitulo 5

1 de febrero de 2014 by tobiaswolf

Capítulo 5

 

1 Ustedes, los ricos, lloren y giman por las desgracias que les van a sobrevenir.

 

2 Porque sus riquezas se han echado a perder y sus vestidos están roídos por la polilla.

 

3 Su oro y su plata se han herrumbrado, y esa herrumbre dará testimonio contra ustedes y devorará sus cuerpos como un fuego. ¡Ustedes han amontonado riquezas, ahora que es el tiempo final!

 

4 Sepan que el salario que han retenido a los que trabajaron en sus campos está clamando, y el clamor de los cosechadores ha llegado a los oídos del Señor del universo.

 

5 Ustedes llevaron en este mundo una vida de lujo y de placer, y se han cebado a sí mismos para el día de la matanza.

 

6 Han condenado y han matado al justo, sin que él les opusiera resistencia.

 

7 Tengan paciencia, hermanos, hasta que llegue el Señor. Miren cómo el sembrador espera el fruto precioso de la tierra, aguardando pacientemente hasta que caigan las lluvias del otoño y de la primavera.

 

8 Tengan paciencia y anímense, porque la Venida del Señor está próxima.

 

9 Hermanos, no se quejen los unos de los otros, para no ser condenados. Miren que el Juez ya está a la puerta.

 

10 Tomen como ejemplo de fortaleza y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor.

 

11 Porque nosotros llamamos felices a los que sufrieron con paciencia. Ustedes oyeron hablar de la paciencia de Job, y saben lo que hizo el Señor con él, porque el Señor es compasivo y misericordioso.

 

12 Pero ante todo, hermanos, no juren ni por el cielo, ni por la tierra, ni de ninguna manera: que cuando digan «sí», sea sí; y cuando digan «no», sea no, para no ser condenados.

 

13 Si alguien está afligido, que ore. Si está alegre, que cante salmos.

 

14 Si está enfermo, que llame a los presbíteros de la Iglesia, para que oren por él y lo unjan con óleo en el nombre del Señor.

 

15 La oración que nace de la fe salvará al enfermo, el Señor lo aliviará, y si tuviera pecados, le serán perdonados.

 

16 Confiesen mutuamente sus pecados y oren los unos por los otros, para ser curados. La oración perseverante del justo es poderosa.

 

17 Elías era un hombre como nosotros, y sin embargo, cuando oró con insistencia para que no lloviera, no llovió sobre la tierra durante tres años y seis meses.

 

18 Después volvió a orar; entonces el cielo dio la lluvia, y la tierra produjo frutos.

 

19 Hermanos míos, si uno de ustedes se desvía de la verdad y otro lo hace volver,

 

20 sepan que el que hace volver a un pecador de su mal camino salvará su vida de la muerte y obtendrá el perdón de numerosos pecados.

Publicado en: Carta de Santiago

© Copyright - Ser Catolico a - Información Legal - Política de Privacidad - Mapa Web

Usamos cookies para asegurar que te damos la mejor experiencia en nuestra web. Si continúas usando este sitio, asumiremos que estás de acuerdo con ello.Aceptar