• Saltar a la navegación principal
  • Saltar al contenido principal
Sercatolico

Sercatolico

MENUMENU
  • Actualidad
  • Devocionario
    • Sagrada Eucaristía
    • Devoción a la Santísima Trinidad
    • Devoción a Dios Padre
    • Devoción a Nuestro Señor Jesucristo
    • Devoción al Espíritu Santo
    • Devoción a la Virgen María
    • Devoción a San José
    • Devociones varias
    • Devociones para estos tiempos de tribulación
  • Nuestra Fe
    • Biblia
      • Vaticana
    • Vida de Jesús
    • Catecismo católico 1997
    • Código de derecho canónico
    • Lecturas varias
Portada » Capitulo 4

Capitulo 4

1 de febrero de 2014 by tobiaswolf

Capítulo 4

 

1 ¿De dónde provienen las luchas y las querellas que hay entre ustedes? ¿No es precisamente de las pasiones que combaten en sus mismos miembros?

 

2 Ustedes ambicionan, y si no consiguen lo que desean, matan; envidian, y al no alcanzar lo que pretenden, combaten y se hacen la guerra. Ustedes no tienen, porque no piden.

 

3 O bien, piden y no reciben, porque piden mal, con el único fin de satisfacer sus pasiones.

 

4 ¡Corazones adúlteros! ¿No saben acaso que haciéndose amigos del mundo se hacen enemigos de Dios? Porque el que quiere ser amigo del mundo se hace enemigo de Dios.

 

5 No piensen que la Escritura afirma en vano: El alma que Dios puso en nosotros está llena de deseos envidiosos.

 

6 Pero él nos da una gracia más grande todavía, según la palabra de la Escritura que dice: Dios resiste a los soberbios y da su gracia a los humildes.

 

7 Sométanse a Dios; resistan al demonio, y él se alejará de ustedes.

 

8 Acérquense a Dios y él se acercará a ustedes. Que los pecadores purifiquen sus manos; que se santifiquen los que tienen el corazón dividido.

 

9 Reconozcan su miseria con dolor y con lágrimas. Que la alegría de ustedes se transforme en llanto, y el gozo, en tristeza.

 

10 Humíllense delante del Señor, y él los exaltará.

 

11 Hermanos, no hablen mal los unos de los otros. El que habla en contra de un hermano o lo condena, habla en contra de la Ley y la condena. Ahora bien, si tú condenas la Ley, no eres cumplidor de la Ley, sino juez de la misma.

 

12 Y no hay más que un solo legislador y juez, aquel que tiene el poder de salvar o de condenar. ¿Quién eres tú para condenar al prójimo?

 

13 Y ustedes, los que ahora dicen: «Hoy o mañana iremos a tal ciudad y nos quedaremos allí todo el año, haremos negocio y ganaremos dinero»,

 

14 ¿saben acaso qué les pasará mañana? Por su vida es como el humo, que aparece un momento y luego se disipa.

 

15 Digan más bien: «Si Dios quiere, viviremos y haremos esto o aquello».

 

16 Ustedes, en cambio, se glorían presuntuosamente, y esa jactancia es mala.

 

17 El que sabe hacer el bien y no lo hace, comete pecado.

Publicado en: Carta de Santiago

© Copyright - Ser Catolico a - Información Legal - Política de Privacidad - Mapa Web

Usamos cookies para asegurar que te damos la mejor experiencia en nuestra web. Si continúas usando este sitio, asumiremos que estás de acuerdo con ello.Aceptar