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Portada » Salmo 89

Salmo 89

29 de octubre de 2013 by tobiaswolf

SALMO 89

 

1 Poema de Etam, el aborigen.

 

2 Cantaré eternamente el amor del Señor,

 

proclamaré tu fidelidad por todas las generaciones.

 

3 Porque tú has dicho: «Mi amor se mantendrá eternamente,

 

mi fidelidad está afianzada en el cielo.

 

4 Yo sellé una alianza con mi elegido,

 

hice este juramento a David, mi servidor:

 

5 «Estableceré tu descendencia para siempre,

 

mantendré tu trono por todas las generaciones».

 

6 El cielo celebre tus maravillas, Señor,

 

y tu fidelidad en la asamblea de los santos,

 

7 porque ¿quién es comparable al Señor en las alturas?

 

¿quién como el Señor entre los hijos de Dios?

 

8 Dios es temible en el consejo de los santos,

 

más grande y terrible que cuantos están a su alrededor,

 

9 Señor, Dios del universo, ¿hay alguien como tú?

 

Tú eres fuerte y estás rodeado de fidelidad.

 

10 Tú dominas la soberbia del mar

 

y calmas la altivez de sus olas;

 

11 tú aplastaste a Rahab como a un cadáver,

 

deshiciste a tus enemigos con tu brazo poderoso.

 

12 Tuyo es el cielo, tuya la tierra:

 

tú cimentaste el mundo y todo lo que hay en él;

 

13 tú has creado el norte y el sur,

 

el Hermón y el Tabor aclaman tu Nombre.

 

14 Tu brazo está lleno de poder,

 

tu mano es fuerte, alta es tu derecha;

 

15 la Justicia y el Derecho son la base de tu trono,

 

el Amor y la Fidelidad te preceden.

 

16 ¡Feliz el pueblo que sabe aclamarte!

 

Ellos caminarán a la luz de tu rostro;

 

17 se alegrarán sin cesar en tu Nombre,

 

serán exaltados a causa de tu justicia.

 

18 Porque tú eres su gloria y su fuerza;

 

con tu favor, acrecientas nuestro poder.

 

19 Sí, el Señor es nuestro escudo,

 

el Santo de Israel es realmente nuestro rey.

 

20 Tú hablaste una vez en una visión

 

y dijiste a tus amigos:

 

«Impuse la corona a un valiente,

 

exalté a un guerrero del pueblo.

 

21 Encontré a David, mi servidor,

 

y lo ungí con el óleo sagrado,

 

22 para que mi mano esté siempre con él

 

y mi brazo lo haga poderoso.

 

23 El enemigo no lo aventajará,

 

ni podrán oprimirlo los malvados:

 

24 yo aplastaré a sus adversarios ante él

 

y golpearé a los que lo odian.

 

25 Mi fidelidad y mi amor lo acompañarán,

 

su poder crecerá a causa de mi Nombre:

 

26 extenderé su mano sobre el mar

 

y su derecha sobre los ríos.

 

27 El me dirá: «Tú eres mi padre,

 

mi Dios, mi Roca salvadora».

 

28 Yo lo constituiré mi primogénito,

 

el más alto de los reyes de la tierra.

 

29 Le aseguraré mi amor eternamente,

 

y mi alianza será estable para él;

 

30 le daré una descendencia eterna

 

y un trono duradero como el cielo.

 

31 Si sus hijos abandonan mi enseñanza

 

y no proceden de acuerdo con mis juicios;

 

32 si profanan mis preceptos

 

y no observan mis mandamientos,

 

33 castigaré sus rebeldías con la vara

 

y sus culpas, con el látigo.

 

34 Pero a él no le retiraré mi amor

 

ni desmentiré mi fidelidad;

 

35 no quebrantaré mi alianza

 

ni cambiaré lo que salió de mis labios.

 

36 Una vez juré por mi santidad

 

–¡jamás mentiré a David!–:

 

37 «Su descendencia permanecerá para siempre

 

y su trono, como el sol en mi presencia;

 

38 como la luna, que permanece para siempre,

 

será firme su sede en las alturas».

 

39 Pero tú te has irritado contra tu Ungido,

 

lo has rechazado y despreciado;

 

40 desdeñaste la alianza con tu servidor,

 

profanaste por tierra su insignia real.

 

41 Abrirse brechas en todas sus murallas,

 

redujiste a escombros todas sus fortalezas;

 

42 los que pasan por el camino lo despojan,

 

y es la burla de todos sus vecinos.

 

43 Alzaste la mano de sus adversarios,

 

llenaste de alegría a sus enemigos;

 

44 mellaste el filo de su espada

 

y no lo sostuviste en el combate.

 

45 Le quitaste su cetro glorioso

 

y derribaste por tierra su trono;

 

46 abreviaste los días de su juventud

 

y lo cubriste de vergüenza.

 

47 ¿Hasta cuándo, Señor? ¿Te ocultarás para siempre?

 

¿Arderá tu furor como el fuego?

 

48 Recuerda, Señor, qué corta es mi vida

 

y qué efímeros creaste a los hombres.

 

49 ¿Quién vivirá sin ver la muerte?

 

¿Quién se librará de las garras del Abismo?

 

50 ¿Dónde está, Señor, tu amor de otro tiempo,

 

el que juraste a David por tu fidelidad?

 

51 Recuerda, Señor, las afrentas de tu servidor:

 

yo tengo que soportar los insultos de los pueblos.

 

52 ¡Cómo afrentan las huellas de tu Ungido!

 

53 ¡Bendito sea el Señor eternamente!

 

¡Amén! ¡Amén!

Publicado en: Salmos

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