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Portada » Salmo 73

Salmo 73

29 de octubre de 2013 by tobiaswolf

SALMO 73

 

1 Salmo de Asaf.

 

¡Qué bueno es Dios para Israel,

 

para los limpios de corazón!

 

2 Pero casi se desvían mis pasos,

 

faltó poco para que diera un traspié,

 

3 porque tuve envidia de los presuntuosos,

 

al ver la prosperidad de los malvados.

 

4 Para ellos no hay sufrimientos,

 

su cuerpo está sano y robusto;

 

5 no comparten las penas de los hombres

 

ni son golpeados como los demás.

 

6 Por eso, el orgullo es su collar

 

y la violencia, el manto que los cubre;

 

7 la malicia se les sale por los poros,

 

su corazón rebosa de malos propósitos.

 

8 Se burlan y hablan con maldad;

 

desde lo alto, amenazan con prepotencia;

 

9 su boca se insolenta contra el cielo

 

 y su lengua se pasea por la tierra.

 

10 Por eso, el pueblo de Dios se vuelve hacia ellos,

 

y beben el agua a raudales.

 

11 Ellos dicen: «¿Acaso Dios lo va a saber?

 

¿Se va a enterar el Altísimo?»

 

12 Así son esos malvados

 

y, siempre tranquilos, acrecientan sus riquezas.

 

13 Entonces, ¿en vano mantuve puro mi corazón

 

y lavé mis manos en señal de inocencia?

 

14 Porque yo era golpeado todo el día

 

y cada mañana soportaba mi castigo.

 

15 Si hubiera dicho: «Voy a hablar como ellos»,

 

habría traicionado al linaje de tus hijos.

 

16 Yo reflexionaba, tratando de entenderlo,

 

pero me resultaba demasiado difícil.

 

17 ¡Hasta que entré en el Santuario de Dios

 

y comprendí el fin que les espera!

 

18 Sí, tú los pones en un terreno resbaladizo

 

y los precipitas en la ruina.

 

19 ¡Qué pronto quedan devastados

 

y acaban consumidos por el horror!

 

20 Son como un sueño al despertar, Señor;

 

al levantarte, disipas hasta su imagen.

 

21 Cuando se agriaba mi corazón

 

y me torturaba en mi interior,

 

22 yo era un necio y no comprendía,

 

era como un animal ante ti.

 

23 Pero yo estoy siempre contigo,

 

tú me has tomado de la mano derecha;

 

24 me guiarás con tu consejo

 

y después, me recibirás con gloria.

 

25 ¿A quién sino a ti tengo yo en el cielo?

 

Si estoy contigo, no deseo nada en la tierra.

 

26 Aunque mi corazón y mi carne se consuman,

 

Dios es mi herencia para siempre

 

y la Roca de mi corazón.

 

27 Los que se apartan de ti terminan mal,

 

tú destruyes a los que te son infieles.

 

28 Mi dicha es estar cerca de Dios:

 

yo he puesto mi refugio en ti, Señor,

 

para proclamar todas tus acciones.

Publicado en: Salmos

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