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Portada » Salmo 69

Salmo 69

29 de octubre de 2013 by tobiaswolf

SALMO 69

 

1 Del maestro de coro. Según la melodía de «Los lirios». De David.

 

2 ¡Sálvame, Dios mío,

 

porque el agua me llega a la garganta!

 

3 Estoy hundido en el fango del Abismo

 

y no puedo hacer pie;

 

he caído en las aguas profundas,

 

y me arrastra la corriente.

 

4 Estoy exhausto de tanto gritar,

 

y mi garganta se ha enronquecido;

 

se me ha nublado la vista

 

de tanto esperar a mi Dios.

 

5 Más numerosos que los cabellos de mi cabeza

 

son los que me odian sin motivo;

 

más fuertes que mis huesos,

 

los que me atacan sin razón.

 

¡Y hasta tengo que devolver

 

lo que yo no he robado!

 

6 Dios mío, tú conoces mi necedad,

 

no se te ocultan mis ofensas.

 

7 Que no queden defraudados por mi culpa

 

los que esperan en ti, Señor del universo;

 

que no queden humillados por mi causa

 

los que te buscan, Dios de Israel.

 

8 Por ti he soportado afrentas

 

y la vergüenza cubrió mi rostro;

 

9 me convertí en un extraño para mis hermanos,

 

fui un extranjero para los hijos de mi madre:

 

10 porque el celo de tu Casa me devora,

 

y caen sobre mí los ultrajes de los que te agravian.

 

11 Cuando aflijo mi alma con ayunos,

 

aprovechan para insultarme;

 

12 cuando me visto de penitente,

 

soy para ellos un motivo de risa;

 

13 los que están a la puerta murmuran contra mí,

 

y los bebedores me hacen burla con sus cantos.

 

14 Pero mi oración sube hasta ti, Señor,

 

en el momento favorable:

 

respóndeme, Dios mío, por tu gran amor,

 

sálvame, por tu fidelidad.

 

15 Sácame del lodo para que no me hunda,

 

líbrame de los que me odian

 

y de las aguas profundas;

 

16 que no me arrastre la corriente,

 

que no me trague el Abismo,

 

que el Pozo no se cierre sobre mí.

 

17 Respóndeme, Señor, por tu bondad y tu amor,

 

por tu gran compasión vuélvete a mí;

 

18 no te ocultes el rostro a tu servidor,

 

respóndeme pronto, porque estoy en peligro.

 

19 Acércate a mi y rescátame,

 

líbrame de mis enemigos:

 

20 tú conoces mi afrenta, mi vergüenza y mi deshonra,

 

todos mis enemigos están ante ti.

 

21 La vergüenza me destroza el corazón,

 

y no tengo remedio.

 

Espero compasión y no la encuentro,

 

en vano busco un consuelo:

 

22 pusieron veneno en mi comida,

 

y cuando tuve sed me dieron vinagre.

 

23 Que su mesa se convierta en una trampa,

 

y sus manjares, en un lazo;

 

24 que se nuble su vista y no vean

 

y sus espaldas se queden sin fuerza.

 

25 Descarga sobe ellos tu indignación,

 

que los alcance el ardor de tu enojo;

 

26 que sus poblados se queden desiertos

 

y nadie habite en sus carpas.

 

27 Porque persiguen al que tú has castigado

 

y aumentan los dolores del que tú has herido.

 

28 Impútales una culpa tras otra,

 

no los declares inocentes;

 

29 bórralos del Libro de la Vida,

 

que no sean inscritos con los justos.

 

30 Yo soy un pobre desdichado, Dios mío,

 

que tu ayuda me proteja:

 

31 así alabaré con cantos el nombre de Dios,

 

y proclamaré su grandeza dando gracias;

 

32 esto agradará al Señor más que un toro,

 

más que un novillo con cuernos y pezuñas.

 

33 Que lo vean los humildes y se alegren,

 

que vivan los que buscan a Dios:

 

34 porque el Señor escucha a los pobres

 

 y no desprecia a sus cautivos.

 

35 Que lo alaben el cielo, la tierra y el mar,

 

y todos los seres que se mueven en ellos;

 

36 porque Dios salvará a Sión

 

y volverá a edificar las ciudades de Judá:

 

37 el linaje de sus servidores la tendrá como herencia,

 

y los que aman su nombre morarán en ella.

Publicado en: Salmos

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