• Saltar a la navegación principal
  • Saltar al contenido principal
Sercatolico

Sercatolico

MENUMENU
  • Actualidad
  • Devocionario
    • Sagrada Eucaristía
    • Devoción a la Santísima Trinidad
    • Devoción a Dios Padre
    • Devoción a Nuestro Señor Jesucristo
    • Devoción al Espíritu Santo
    • Devoción a la Virgen María
    • Devoción a San José
    • Devociones varias
    • Devociones para estos tiempos de tribulación
  • Nuestra Fe
    • Biblia
      • Vaticana
    • Vida de Jesús
    • Catecismo católico 1997
    • Código de derecho canónico
    • Lecturas varias
Portada » Salmo 59

Salmo 59

29 de octubre de 2013 by tobiaswolf

SALMO 59

 

1 Del maestro de coro. «No destruyas». De David. Mictán. Cuando Saúl dio orden de vigilar su casa para matarlo.

 

2 Líbrame de mis enemigos, Dios mío,

 

defiéndeme de los que se levantan contra mí;

 

3 líbrame de los que hacen el mal

 

y sálvame de los hombres sanguinarios.

 

4 Mira cómo me están acechando:

 

los poderosos se conjuran contra mí;

 

sin rebeldía ni pecado de mi parte, Señor,

 

5 sin culpa mía, se disponen para el ataque.

 

Despierta, ven a mi encuentro y observa,

 

6 Señor Dios de los ejércitos, Dios de Israel:

 

levántate para castigar a las naciones,

 

no tengas compasión de los traidores.

 

7 Vuelven al atardecer, aullando como perros,

 

y recorren la ciudad.

 

8 Mira cómo sueltan sus lenguas,

 

hay puñales en sus labios,

 

y dicen: «¿Quién nos va a oír?».

 

9 Pero tú, Señor, ríes de ellos

 

y te burlas de todos los paganos.

 

10 Yo miro hacia ti, fuerza mía,

 

porque Dios es mi baluarte;

 

11 él vendrá a mi encuentro con su gracia

 

y me hará ver la derrota de mis enemigos.

 

12 Quítales la vida, Dios mío,

 

y que mi pueblo no lo olvide:

 

dispérsalos y derríbalos con tu poder,

 

tú, Señor, que eres nuestro escudo.

 

13 Cada palabra que pronuncian

 

es un pecado en su boca;

 

¡queden atrapados en su orgullo,

 

por las blasfemias y mentiras que profieren!

 

14 Extermínalos con tu furor,

 

extermínalos y que no existan más:

 

así se sabrá que Dios gobierna en Israel

 

y hasta los confines de la tierra.

 

15 Vuelven al atardecer,

 

aullando como perros,

 

y recorren la ciudad:

 

16 vagan en busca de comida;

 

mientras no se sacian, siguen ladrando.

 

17 Pero yo cantaré tu poder,

 

y celebraré tu amor de madrugada,

 

porque tú has sido mi fortaleza

 

y mi refugio en el peligro.

 

18 ¡Yo te cantaré, fuerza mía,

 

porque tú eres mi baluarte,

 

Dios de misericordia!

Publicado en: Salmos

© Copyright - Ser Catolico a - Información Legal - Política de Privacidad - Mapa Web