• Saltar a la navegación principal
  • Saltar al contenido principal
Sercatolico

Sercatolico

MENUMENU
  • Actualidad
  • Devocionario
    • Sagrada Eucaristía
    • Devoción a la Santísima Trinidad
    • Devoción a Dios Padre
    • Devoción a Nuestro Señor Jesucristo
    • Devoción al Espíritu Santo
    • Devoción a la Virgen María
    • Devoción a San José
    • Devociones varias
    • Devociones para estos tiempos de tribulación
  • Nuestra Fe
    • Biblia
      • Vaticana
    • Vida de Jesús
    • Catecismo católico 1997
    • Código de derecho canónico
    • Lecturas varias
Portada » Capitulo 18

Capitulo 18

30 de enero de 2014 by tobiaswolf

Capítulo 18

 

1 Bildad de Súaj respondió, diciendo:

 

2 ¿Hasta cuándo nos impedirás hablar? Reflexiona, y luego hablaremos.

 

3 ¿Por qué seremos tenidos por animales y pasaremos por torpes ante tus ojos?

 

4 Tú, que te desgarras en tu enojo: ¿acaso la tierra quedará desierta por tu causa o la roca será removida de su sitio?

 

5 Sí, la luz del malvado se extingue y la llama de su fuego no brilla más.

 

6 La luz se oscurece en su carpa y su lámpara se apaga sobre él.

 

7 Se acortan sus pasos vigorosos, su propio designio lo hace tropezar.

 

8 Porque sus pies lo meten en una trampa y va caminando entre redes:

 

9 un lazo le aprisiona el talón y un cepo se cierra sobre él.

 

10 Lo espera una cuerda oculta en el suelo y una trampa tendida sobre el camino.

 

11 Lo asaltan terrores por todas partes y lo amenazan a cada paso.

 

12 Su vigor se convierte en hambre y la ruina permanece a su lado;

 

13 la enfermedad corroe su piel, el Primogénito de la Muerte devora sus miembros.

 

14 Lo arrancan de la seguridad de su carpa y lo llevan ante el Rey de los terrores.

 

15 El fuego se instala en su carpa y se esparce azufre sobre su morada.

 

16 Por debajo se secan sus raíces y por arriba se marchita su ramaje.

 

17 Su recuerdo desaparece de la tierra y se borra su nombre en la región.

 

18 Lo arrojan de la luz a las tinieblas y lo arrastran fuera del mundo.

 

19 No tiene estirpe ni posteridad en su pueblo, no quedan sobrevivientes donde él habitaba.

 

20 El Occidente se estremece por su destino y el Oriente es presa del horror.

 

21 Sí, tales son las moradas del injusto, este es el lugar del que no conoce a Dios.

Publicado en: Job

© Copyright - Ser Catolico a - Información Legal - Política de Privacidad - Mapa Web