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Portada » Mensaje del 19 de marzo de 1984

Mensaje del 19 de marzo de 1984

14 de junio de 2021 by tobiaswolf

Mensaje del 19 de marzo de 1984

Solemnidad de S. José

Mirad a mi esposo José.

«Hijos míos predilectos, mirad hoy a mi castísimo esposo José, que es ejemplo para todos en secundar con amor, con pureza, con fe y con perseverancia el Designio de Dios. En la vida fue para Mí esposo casto y fiel, precioso colaborador en la custodia amorosa del Niño Jesús, silencioso y diligente 503trabajador, atento a que no nos faltasen nunca los medios necesarios para nuestra humana existencia, justo y fuerte en el cumplimiento cotidiano de la misión que le confió el Padre Celeste. ;Cuánto amaba y seguía cada día el admirable crecimiento de nuestro divino Hijo Jesús! Y Jesús le correspondía con un afecto filial y profundo: ¡cómo le escuchaba y le obedecía, cómo le confortaba y ayudaba! También en vosotros, hijos predilectos, quiero que florezcan aquellas virtudes, que tanto le perfeccionaron en el cumplimiento de su designio providencial. Estén en vosotros su silencio y escondimiento, necesarios en estos tiempos, para que podáis cumplir el designio que os he confiado. Vivid alejados del ruido y del bullicio, de los gritos y del alboroto, del que cada vez estáis más rodeados. Mantened vuestra quietud interior en un silencioso coloquio con Jesús y con vuestra Madre Celeste. No participéis nunca en espectáculos profanos, y cerrad los ojos a las fáciles seducciones del mundo. Sabed sustraeros a la sutil táctica de perversión moral, hoy difundida, de manera tan peligrosa y solapada, por la prensa y la televisión. No malgastéis el tiempo delante del televisor, robando así preciosos momentos a la oración y a la escucha de mi palabra. Esté también en vosotros su pureza virginal, en un desapego, que Yo quiero mayor, de vosotros mismos, de las criaturas y de las cosas humanas para ser interiormente libres y capaces de amar y de cumplir con fiel perseverancia todo lo que el Señor os pide. Imitad a mi amadísimo esposo José en su oración humilde y confiada, en el fatigoso trabajo, en la paciencia y en su gran bondad. Confiad mi Movimiento y a vosotros mismos a su poderosa protección. Como supo defender la vida amenazada del Niño Jesus, así ahora defenderá mi Obra de amor en el momento en que mi Adversario la ataque y combata con toda su furia. Con Él y con nuestro divino Niño Jesús a todos os alentamos y os bendecimos.»

Publicado en: 1984

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