Mensaje del 21 de marzo de 1977
El ángel del consuelo.
«Nunca os descorazonéis. También vosotros, como Jesús en Getsemaní, sois presa de la tentación del miedo. Ofrecedla al Padre y tened confianza. Junto a cada uno de vosotros, en todo momento, está vuestra Madre del Cielo. Está a vuestro lado para ayudaros a sufrir, para consolaros en vuestro gran abandono. Toda la Iglesia vive con vosotros esta hora de prueba. La vive hoy el Santo padre, El Vicario de mi Hijo Jesús, nunca tan afligido como ahora, y tan abandonado hasta por algunos de los suyos. Yo, la Madre, soy para el Papa el ángel del consuelo. Lo soy por vuestro medio. Le ofrezco el cáliz de mi Corazón Inmaculado, en el que se contiene todo el amor de sus Sacerdotes, de mis hijos predilectos. Así, por medio de mí, vosotros sois su consuelo antes de la gran prueba que a todos os espera y para la que desde hace tanto tiempo os vengo preparando.»