• Saltar a la navegación principal
  • Saltar al contenido principal
Sercatolico

Sercatolico

MENUMENU
  • Actualidad
  • Devocionario
    • Sagrada Eucaristía
    • Devoción a la Santísima Trinidad
    • Devoción a Dios Padre
    • Devoción a Nuestro Señor Jesucristo
    • Devoción al Espíritu Santo
    • Devoción a la Virgen María
    • Devoción a San José
    • Devociones varias
    • Devociones para estos tiempos de tribulación
  • Nuestra Fe
    • Biblia
      • Vaticana
    • Vida de Jesús
    • Catecismo católico 1997
    • Código de derecho canónico
    • Lecturas varias
Portada » Mensaje del 8 de noviembre de 1976

Mensaje del 8 de noviembre de 1976

14 de junio de 2021 by tobiaswolf

Mensaje del 8 de noviembre de 1976

Mira a tu Madre.

«Mira, hijo, a tu Madre Celestial. ¡Mira qué hermosa es! Su belleza es la obra maestra del Padre. La cuna del Hijo. La obra bellísima del Espíritu Santo. Es el jardín florido y cerrado, donde se cultivan desde siempre las delicias de la Santísima Trinidad. ¡Mira sólo a tu Madre! Así mi belleza te cubrirá. Te quiero revestir con mi manto de cielo; quiero cubrirte con mi pureza y envolverte con mi misma Luz. Te sientes pequeño, y es verdad. Te sientes pobre y te ves lleno de defectos; te parece que no tienes nada que darme. ¡Oh, tu amor me basta! No quiero otra cosa de ti… Tú ahora esto no lo puedes entender; pero en el Cielo contemplarás en ti la gloria de tu Madre y la cumbre de amor a la que Jesús te ha llevado, con Ella. Casi te parece que Jesús se oculta para colocar a su Madre delante de El. Ciertamente, esto es así porque quiere que sea Ella quien le ame en ti. También, a ti te parece tener siempre delante a la Madre. Yo veo que es Jesús mismo quien te trae a Mí, para que tú, de este modo, des a su Corazón la alegría que otros no pueden darle. No hables; guarda cada vez más silencio con todos. No te desanimes por tus defectos. Yo te quiero mucho, hijo; y miro tu buen corazón, no tu carácter. Y cuando, impulsado por tu genio, cometes alguna falta, qué alegría tan grande me das cuando en seguida te humillas y pides perdón. Ofréceme tus heridas. Dime siempre sí y no pienses más en ti mismo. Seré Yo quien se ocupe de todo…»

 

Publicado en: 1976

© Copyright - Ser Catolico a - Información Legal - Política de Privacidad - Mapa Web

Usamos cookies para asegurar que te damos la mejor experiencia en nuestra web. Si continúas usando este sitio, asumiremos que estás de acuerdo con ello.Aceptar