VISITA
Divino niño Jesús de Praga, atraído por tus palabras de confianza y de tu mirada de paz, vengo a Ti para conversar de amigo a amigo. Sólo en Ti, Salvador mío, podré encontrar la paz que mi corazón ansía, y que en ninguna parte puedo encontrar. Perdona mis pecados, buen Jesús, sé que mucho te he ofendido, pero tú prometiste perdonar a quien acudiera a Ti con fe y con amor… Necesito tu gracia y tu fortaleza para seguir el camino del bien. Sé Tú el Maestro que me guie por este mundo de tinieblas y de confusión. El ejemplo de Tu infancia sea para mí norma y recuerdo en todas mis actividades y ocupaciones, y me haga merecedor de Tu promesa: «Cuanto más me honréis, más os favoreceré». Amén.