Dios te salve, María.
María del sí,
para proscribir los «no»
y acoger siempre
el amor que florece.
María silencio,
silencio en semillas
para que germine en nuestra tierra
la palabra de vida.
María la hermosa,
hermosa de luz
para iluminar los rostros nublados
al sol del Hijo.
María de cada día,
para desgranar
mil instantes de la jornada
en cuentas de rosario.
María ternura,
para nuestros besos
vuelos de pájaros
hacia frentes desiertas.
María sonrisa,
para vivir en flores,
flores que los caminantes
recogen a su paso.
María de las lágrimas,
caudal de lágrimas
que riega
los corazones agostados.
María la excelsa,
la bien situada,
ruega por mí
tan mal situado.
María recuerdo,
recuerdo fiel,
acuérdate de mí cuando,
cubiertos los pies de polvo,
entre en la VIDA.
Dios te salve, María,
María madre,
María a quien amo.
Amén.